Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en España en el último año un 74,6% de los hombres mayores de 15 años han consumido alcohol, siendo un 56,8% el porcentaje de las mujeres. Entre las mujeres, un 24,5% consumen alcohol al menos una vez a la semana, siendo un 46,4% los hombres que consumen semanalmente.

 

Teniendo en cuenta los datos podemos afirmar que el consumo de alcohol en España es bastante generalizado. Aunque el tipo de consumo varía enormemente entre las distintas personas y edades, los efectos del alcohol a corto plazo son ampliamente conocidos y varían en función de la cantidad consumida (desinhibición, euforia, dificultad para hablar, descoordinación motora…). También existe una gran cantidad de información sobre los efectos a medio y largo plazo del alcohol en función del tipo de consumo y cantidad, por lo que en este artículo vamos a detallar sólo un aspecto menos conocido, la relación entre alcohol y memoria.

 

Los efectos del alcohol en la memoria

 

El alcohol afecta al sistema nervioso central, alterando los mecanismos de señalización celular y desencadenando cambios a nivel molecular que impactan directamente la actividad de nuestros circuitos neuronales, como por ejemplo la afectación al equilibrio y a la coordinación motora, entre otros síntomas.

 

Si un día has bebido un poco de más, seguro que has experimentado la sensación de despertarte y tratar de recodar los momentos del día anterior, pero tienes alguna que otra “laguna”, según cuantas copas hayan caído… ¿Te resulta familiar?

 

Una de las razones detrás de esto, radica en la interacción entre la tiamina, también conocida como vitamina B1, y el alcohol. La tiamina es una vitamina que juega un papel vital en el metabolismo y el funcionamiento del sistema nervioso. Sin embargo, el alcohol dificulta su absorción y metabolismo, afectando a la memoria y dando lugar a las famosas “lagunas”. El alcohol interfiere con la absorción de la tiamina de los alimentos en el intestino delgado al dañar las células de las vellosidades intestinales, que son responsables de absorber esta vitamina y otros nutrientes esenciales.

 

Además, el alcohol también afecta la capacidad del hígado para convertir la tiamina en su forma activa, denominada pirofosfato de tiamina (TPP), necesario para numerosas reacciones metabólicas, incluida la transformación de glucosa en energía, y su deficiencia puede dar lugar a diversos problemas de salud, incluyendo una mayor vulnerabilidad al deterioro cognitivo.

 

Por tanto, si estás en época de exámenes o te encuentras en cualquier otro periodo que demande una retención sobresaliente de información, reducir el consumo de alcohol podría ser tu mayor aliado. Y además, en estas épocas en especial, te recomendamos aumentar el consumo de tiamina, incluyendo en tu dieta alimentos como granos enteros, carne magra, nueces y legumbres.