Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado, donde la tecnología nos proporciona beneficios innumerables. Sin embargo, no podemos pasar por alto que este salvavidas digital también puede convertirse en una trampa para nuestra mente, y es que el abuso de la tecnología y las redes sociales afecta a nuestro cerebro y a nuestra salud mental.
Nuestro entorno está en constante transformación, y cada vez es más demandante: haz una carrera, uno o dos másteres, encuentra trabajo, trabaja, accede a la primera vivienda, crea una familia, ten la casa en orden, ten éxito laboral, dedica tiempo de calidad a tu familia… etc, etc, etc. En momentos de estrés y ansiedad, cada vez más experimentados en nuestro día a día, tendemos a buscar vías de escape rápidas, y las pantallas y las redes sociales ofrecen una gratificación instantánea gracias a notificaciones, “likes” y contenido infinito que nos alejan momentáneamente de nuestras preocupaciones, convirtiéndose en una necesidad, en una adicción. Y es que, como bien dice la psiquiatra Marian Rojas, nos hemos convertido en “drogodependientes emocionales”.
Las empresas de este tipo, como TikTok, Instagram, o Facebook, compiten por nuestra atención constante. Tienen un algoritmo increíble y espantoso al mismo tiempo. Aprenden, o más bien les enseñamos nuestros gustos, y nos enseñan contenido infinito acerca de ellos. Vídeo, tras vídeo, tras vídeo. Foto, tras foto, tras foto. Y cuanto más interactuamos con este contenido, más perfilan nuestros intereses, y más adictivo se convierte. Nos estamos acostumbrando a recibir tranquilizantes digitales de manera instantánea, perdiendo la capacidad de ser pacientes y constantes, la capacidad de esforzarnos en una tarea cuyo beneficio recibiremos a largo plazo, y es esta incapacidad la representante de uno de los mayores problemas de las redes sociales.
Las redes sociales y los niños
Ahora, imagínate, si los adultos nos vemos afectados por consumir en abuso las redes sociales ¿cómo de afectados resultarán los niños? El uso excesivo de pantallas en los niños plantea preocupaciones adicionales ya que la corteza prefrontal del cerebro, esta es la parte del cerebro responsable de la atención y de la resolución de problemas, está en pleno desarrollo durante la infancia y la adolescencia. Y es por ello que las pantallas, y esta gratificación instantánea que comentamos, pueden interferir en el desarrollo de la atención y contribuir a problemas como el famoso TDH.
Por todo ello, es esencial proteger nuestra mente y la de nuestros hijos. Es vital que nosotros, como adultos, aprendamos a dominar nuestros dispositivos en lugar de ser dominados por ellos. La educación de los niños en la era digital implica establecer límites claros. Debemos prestarles atención plena, sin la presencia de pantallas que compitan por ella. Deja que los niños se aburran y permítete aburrirte tú, el aburrimiento es el caldo de cultivo de la creatividad y el desarrollo cognitivo. Einstein no planteó la teoría de la relatividad rodeado de estímulos, sino todo lo contrario.
Protege tu salud mental, la de tus hijos, aprende a utilizar la tecnología con moderación y establece límites, abúrrete, y sorpréndete con lo creativo que puede llegar a ser el ser humano en este estado.